Y lo peor es sentirte como un idiota cuando actuaste como cientos de ellos.
Reconocer que lo eres, y viajar en el camino de tu propio pensamiento hundido por la ineptitud de tu frustrante incapacidad para actuar de forma razonable y sólo así lo manejas, siendo ese idiota, valiendo por cientos de ellos reconociendo ineptitudes y frustrándote por la intolerancia de la razón.
Y así estoy, como esos cientos de idiotas que habitan dentro de mí.